1 DE MAYO DE 1901. LA PRIMERA CELEBRACIÓN DEL DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES EN GUADALAJARA.
Enrique Alejandre Torija
“GUADALAJARA 1, 12,13 t.
En este momento termina la manifestación realizada por la sociedad de Albañiles para conmemorar la fiesta del trabajo.
Se dirigieron al Gobierno civil donde hicieron entrega del mensaje pidiendo la jornada legal de ocho horas.
El gobernador manifestó que participaría al gobierno los deseos de los trabajadores, felicitándoles por la sensatez que han demostrado.
Los obreros dieron vivas al gobernador, a la jornada de ocho horas y a la sociedad de Albañiles.
Esta noche se celebrará en el Ateneo obrero una velada para solemnizar el 1.º de mayo.
Todos los obreros de esta población festejan el día de hoy._ ALFONSO”
(La Correspondencia de España, 2/5/1901, Madrid)
La jornada del Primero de Mayo, tiene su origen en la detención de cinco anarquistas ( Engel, Fischer, Parsons, Spies y Linng) en Chicago, y su posterior ejecución en 1886, por el “delito” de reclamar las ocho horas de trabajo. Al fundarse en 1889, la II Internacional instituyó esa fecha reivindicando las ocho horas de trabajo, para ser completadas con otras ocho de sueño y ocio, por lo que a tal fin convocó manifestaciones en todo el mundo. En España la celebración del Primero de Mayo tuvo lugar por primera vez en 1890. En Madrid, donde la convocatoria se desplazó al 4 de mayo, 30.000 personas salieron a la calle ese día y los socialistas hicieron entrega al Gobernador de un pliego de peticiones: ocho horas de trabajo, jornada de seis horas para los jóvenes de 14 a 16 años, supresión del trabajo nocturno de mujeres y niños, descanso interrumpido de 38 horas semanales, prohibición del trabajo de niños... La convocatoria se hizo conjuntamente con los anarquistas y tuvo éxito, y ese día se convirtió en la mayor demostración de fuerza obrera habida hasta entonces en España.
Once años mas tarde, la sociedad de Albañiles de UGT, recién creada en Guadalajara, decidió llevar a cabo la celebración del Primero de Mayo, para lo que organizó una manifestación en el Paseo de Las Cruces, a la que asistieron unos doscientos albañiles que portaban una bandera verde y morada. Al llegar al Gobierno civil, ubicado entonces en la plaza de Jaúdenes ( actual Concordia) , la Comisión organizadora entregó al Gobernador civil, Sánchez Lozano, un mensaje con sus reclamaciones, cuyo texto era este:
“Sociedad de albañiles de Guadalajara:
Excmo. Sr. Esta sociedad da a V. E. las mas expresivas gracias, por la bondad con que ha atendido nuestra humilde petición y suplicamos a V. E. en este día para que recabe de los poderes públicos la forma de mejorar en lo posible la situación tan aflictiva porque atraviesa esta clase tan desgraciada como honrada. Nuestra petición se reduce a que sea una ley la jornada normal de ocho horas de trabajo en todo tiempo con el fin de quitar el contingente de obreros parados que hay la mayor parte del año. Gracia que no dudan en alcanzar de la benevolencia y justicia recta de V. E. Dios guarde a V. E. muchos años. Guadalajara 1 de Mayo del año 1901. Por la Sociedad, la Comisión. Ignacio Aragonés, Pedro Vandelmer, Nemesio Castillo, Juan Bautista López. Excelentísimo Sr. Gobernador de la provincia.”[1]
Y desde ese día y en la misma fecha, la clase obrera de Guadalajara ha seguido saliendo a la calle ( en mayor o menor medida, con mayor o menor entusiasmo, bien es cierto), salvo los periodos de las dictadura de Primo de Rivera y Franco, aunque no por ello dejaran de realizarse bajo esos poderes reuniones de trabajadores reivindicando el verdadero significado del aniversario de los mártires de Chicago. Y como no solo de pan vive el hombre, los trabajadores de Guadalajara, como los de cualquier otro lugar, sin cuyo amable permiso no gira una rueda, ni se enciende una lámpara en ningún sitio, sigue necesitando de la reducción de jornada, para disponer de ese tiempo que se nos escapa y emplearlo en un ocio creativo para su completa emancipación, lo cual sería algo perfectamente posible hoy, donde a diferencia de otras épocas, el creciente empleo de la técnica en la producción ha hecho aumentar enormemente la productividad del trabajo.
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