Casa del Pueblo de Guadalajara en 1926. Archivo Goñi |
Enrique Alejandre Torija
Al comenzar el siglo XX, la Unión General de Trabajadores ya tenía un número significativo de afiliados en Guadalajara: “En 1900 existían en la capital alcarreña unas cuantas Sociedades, diseminadas en diferentes locales, exentas de fuerza por su escaso número de adheridos u por su poca cohesión. Entre estas sociedades se encontraban las de Albañiles, carpinteros y Panaderos”
Este incremento asociativo devino en la necesidad de que estas Sociedades se organizaran en una Federación Local y contaran con sede propia:
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Pasaron tres años, en cuyo lapso de tiempo se organizaron otras nuevas Sociedades, que, mejor orientadas, convinieron en organizar la Federación obrera local, compuesta en esa fecha por las Sociedades de Panaderos, Albañiles, Carpinteros , Agricultores, Herreros, Pastores y Pintores.
Al acto de inauguración, previamente invitadas, acudieron 15 Sociedades obreras de Madrid.”[1]
El suceso tuvo lugar tras la manifestación del Primero de Mayo de 1904[2] en la casa número ocho de la plaza de Santa Maria. Un año mas tarde, la Federación de Sociedades Obreras de Guadalajara, creaba su primer Comité local, presidido por Fernando Relaño y su propio órgano de prensa, La Alcarria Obrera, “Periódico quincenal. defensor de los intereses obreros”, como rezaba su subtítulo, en abril de 1906[3] En noviembre de 1907 daban comienzo las clases nocturnas. La celebración de conferencias era frecuente con oradores, no siempre socialistas. Contaba el Centro Obrero con biblioteca, un Orfeón, una Sociedad Varia Filarmónica y un Cuadro artístico teatral. Al promoverse la idea de la creación de la Universidad Popular en la ciudad, la Federación de Sociedades Obreras ofreció sus locales para la misma. Los trabajadores de Guadalajara tenían la necesidad de un espacio propio, no tan solo para las tareas políticas y sindicales, sino para poder llevar a cabo además toda actividad que contribuyera a aumentar su conciencia acerca del papel y el lugar que les correspondía en el mundo, para adquirir una cultura de la que carecían y, para desarrollar su potencial creativo, como contrapeso a una sociedad que les ofertaba un ocio de poco mas que toros, tabaco y taberna.
En 1912, la UGT adquirió en propiedad un edificio viejo lindante con la plaza de Marlasca por 5.500 pts. Tras su demolición, con otras 12000 pts, tan solo se pudieron levantar las paredes de una casa con cuatro fachadas y cubrir aguas.[4] Los trabajos se llevaron adelante por los propios obreros asociados, no sin dificultades por el problema que representó la persistente inundación de las zanjas para la cimentación.[5]
En abril de 1915 las Sociedades Obreras decidieron reanudar las obras para poder habitar por lo menos lo ya construido. En Agosto ya se habían terminado, habiendo gastado en total hasta entonces unas 38.000 pts.
Las obras han sido dirigidas por el albañil, Isidoro Fernández y por Luis Ranz, carpintero, natural de Fuencemillan, afincado en Guadalajara, pero cuyos años mozos transcurrieron en Madrid, donde formó parte del núcleo inicial del PSOE. La superficie de la Casa era de 363 metros cuadrados. Podemos tener una idea del edificio por la descripción que El Socialista hacia del mismo en esos días: “La parte terminada está distribuida entre un hermoso vestíbulo, con el piso de mosaico; a la izquierda la Cooperativa con un gran sótano; a la derecha la escuela, salón café, habitaciones para el conserje, la biblioteca, una secretaría, retretes a la moderna, etc (...) La Casa posee también una hermosa terraza, y su solidez está garantizada, pues todo el edificio es de hierro y ladrillo, estando dotado de agua caliente, lo que hará que sea sumamente higiénico el nuevo local de los obreros alcarreños”[6] Posteriormente se añadieron nuevas plantas y dependencias al edificio.
El 5 de septiembre de 1915 la Casa del Pueblo de Guadalajara fue inaugurada por Pablo Iglesias quien pronunció una conferencia en el Teatro principal en la que expuso el ideario socialista.[7] No le era ajena la ciudad al dirigente obrero, pues en ella le habían dado hospitalidad sus entonces compañeros de la agrupación socialista de Guadalajara, Julián Fernández Alonso, Enrique Burgos y Alfonso Martín, entre otros, en el ya lejano año de 1882, ya que por la huelga de tipógrafos y el Congreso de constitución de la Federación Tipográfica su salud se había resentido y hubo de descansar. En 1925, otro dirigente socialista, Julián Besteiro, vino a inaugurar la Biblioteca del Centro obrero, que se había constituido con aportaciones de particulares y donaciones del Ayuntamiento y la Diputación provincial. Pero en esta ocasión no hubo conferencia, pues el Directorio de Primo de Rivera consentía la actividad socialista hasta un límite.[8]
Y la Casa del Pueblo dio para mucho. En un artículo publicado en el diario madrileño “La Libertad” (18-3-1928), de la pluma de Juan José Morato, este decía lo siguiente sobre la actividad que se desarrollaba en ella:
“Una magnífica Casa del Pueblo, toda luz, blancura, limpieza, amplitud, comenzando por el vestíbulo y por la escalera majestuosa.
Una Casa del Pueblo donde se albergan Albañiles, Carpinteros, Agricultores, Constructores de Carruajes, Oficios Varios, Metalúrgicos, Dependientes de Teatro, Camareros, Panaderos, Vaqueros, Dependientes de Comercio, Unión Automovilística, Tejeros, Tipógrafos, el Arte del Vestido (organismo femenino), Repartidores de pan, Agrupación Socialista, y también-hecho ejemplar-un grupo llamado de Profesiones liberales, mas una Deportiva Obrera y un grupo artístico. En total 1065 afiliados...(...)
Hay en él (edificio) una buena biblioteca, un excelente gimnasio y un salón donde hay un piano para la enseñanza- a más del recreo-, mesas de escribir y maniquíes con trajecitos de papel para la enseñanza de corte y confección”
La Casa del Pueblo de Guadalajara cumplió la tarea para la que había sido creada, en una sociedad que negaba de hecho el acceso a la cultura, la educación física, la realización de actividades artísticas..., a los obreros. En 1939. saldada la guerra civil con la derrota de la clase trabajadora, la Casa del Pueblo fue ocupada por el bando vencedor para otros menesteres, no sin antes destruir todo cuanto de progresista y emancipador había representado esta institución para el proletariado de Guadalajara .
[1] ACCIÓN SOCIALISTA, 26-12-1914
[2] La CRÓNICA, 9-5-1904
[3] Calero Delso, J. P. “Elite y Clase”, Pág.: 454
[4] EL SOCIALISTA, 4-9-1915
[5] Serrano Rojo, Modesta Soledad, “Los movimientos obreros en Guadalajara: historia comentarios y reflexiones”. Guadalajara. Edición de la autora. 1990. Págs.: 51 y 52
[6] Ibídem
[7] Alejandre Torija, Enrique. “El movimiento obrero en Guadalajara. 1868-1939”. Pág.: 168. Fundación Federico Engels. Madrid. 2008.
[8] Ibídem. Pág.: 179
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