Como en la mayoría de las ciudades españolas, también en Guadalajara, los trabajadores, la juventud y la pequeña burguesía, proporcionaron el triunfo con su voto a las candidaturas de la conjunción republicano-socialista el doce de abril de 1931, que dieron pié a la proclamación de la II República y al destronamiento de Alfonso XIII.
La elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas en junio de ese año iban a refrendar el triunfo de la primavera, obteniendo actas de diputados los catedráticos socialistas Marcelino Martín González del Arco, profesor de Física y Química del Instituto de Enseñanza Media de Guadalajara, que ya era el primer alcalde socialista de Guadalajara y, Miguel Bargalló Ardevol, director de la Escuela Normal. Nunca había habido diputados socialistas por Guadalajara. Se comenzaba a quebrar el dominio del caciquismo impuesto por Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones, ejercido durante cuarenta años en la provincia de Guadalajara.
Pero la situación económica albergaba malos presagios. La crisis mundial de 1929 empezaba a golpear también en el Estado Español. Concretamente en Guadalajara, donde años atrás, en la factoría conocida como “La Hispano” se habían construido camiones para el ejército de África y otros pedidos estatales (camiones depósito para la CAMPSA), aviones y automóviles de lujo. Todo ello había traído prosperidad a una ciudad en la que se llegó a albergar la creencia que iba a quedar atrás la miseria ligada a un provincianismo ancestral. Pero la nueva realidad económica mermaba aun mas un mercado, como el español, en el que entonces no abundaban los individuos o familias con capacidad adquisitiva para comprar un coche.
Y se empezaron a despedir obreros. La Republica, en la que tantas ilusiones se habían puesto, no ofrecía una salida para la situación de una ciudad que en aquel tiempo, supeditaba estrechamente su destino al de “La Hispano”. Las continuas visitas ministeriales de los diputados socialistas y republicanos en sus viajes a Madrid, no eran la mayoría de las veces sino para volver de vacío, a lo mas con las consabidas promesas. El gobierno-tan moderado- de la joven “Republica de trabajadores”, con ministros socialistas, que pretendía gobernar para ricos y pobres, no ofrecía ninguna salida a los trabajadores de Guadalajara, que de forma alarmante engrosaban las listas del paro.
El PCE en Guadalajara, de reciente andadura, se había originado en alguna medida en la Hispano, por la llegada a la misma de obreros mecánicos en los que ya había calado el eco de la Revolución de Octubre.[1] Por esos años el PCE compartía la política aprobada en el VI Congreso de la Internacional Comunista, según la cual los socialistas eran equiparables a los nacional-socialistas-“social fascistas” se dio en llamarles- y cuyos resultados quedan para el juicio de la historia. Aun siendo un pequeño grupo el PCE había presentado en Guadalajara un candidato en 1931 en las elecciones a Cortes constituyentes: Vicente Relaño, delineante, de vocación periodística, antiguo miembro de las JJ. SS. que obtuvo la cantidad de 127 votos.
En una breve nota enviada a Mundo Obrero, los comunistas de Guadalajara evaluaban el contexto laboral y político creado con los primeros despidos de esta empresa :
De Guadalajara
En la Hispano-Aviación de Guadalajara, fábrica que cobra pingues pesetas por subvención del Estado, han sido despedidos 100 obreros sobre 326 que allí trabajaban. El pretexto es falta de trabajo. Pero muchos obreros sospechan que se trata de una maniobra para deshacerse de los “perturbadores”, esto es de los compañeros mas activos y conscientes.
Estos obreros pertenecen al sindicato “La Esperanza” de la UGT. Pero los dirigentes ugetistas, hoy gubernamentales, no han querido hacer el paro general proyectado y acogido por toda la clase obrera de Guadalajara, pretextando no querer secundar la “huelga revolucionaria” de los sindicalistas “contra la Republica”.
Socorro de paro no existe. El cacique local socialista, hoy diputado con 1000 pesetillas, agitó, como plataforma electoral la Caja de Seguro de Paro. Han ganado las elecciones y los mandatos con buenas dietas pero tal caja no aparece por parte alguna.
Muchos obreros que votaron ilusionados a la conjunción republicano-socialista con Guardia Civil, ya están desencantados y se dan de baja en las organizaciones manejadas por los caciques socialistas, que ahora sustituyen a los caciques monárquicos.
Proletario
(MUNDO OBRERO, 18-VII-1931)